UN MAR DE ESPERANZA
Como es que puedes comer aquel fruto
Y desecharlo por hastió
Aun sabiendo que fue arado
Por hombres y niños
Con pies descalzos y pala en mano
Con hambre y miseria humana
En aquellos rincones recónditos
Donde la tierra habla de un paraíso
Aquel que existe en los sueños eternos
De aquellos infantes, chicos grandes
Que solo atinan a refugiarse
En palabras comprometidas y lánguidas
De aquellos gobernantes sofocantes
Que en plan de conquista enamoran
Y aquellos niños que en sus plegarias
Le imploran a un DIOS costeño
El pan una vez por día,
Aunque seco, entrehongueado
Que llenara aquel vació
Hondo, intenso, socavado
Por aquella sociedad cautiva de sus ambiciones
Como Pues correr tras los coches
O tras la ropa neoyorquina
Aun sabiendo que aquel niño
Viste trapos apolillados, ovejeados
Y en su cabellera solo el chullo
Aguardara sus pensamientos
De creer en un mañana…
Y en sus lagrimas, un mar de esperanzas
Que bañaran las tierras pardas
Que sosegaran el fruto podrido, de un mundo
Un hombre, un sueño, una mano
Que sujetara la suya, aprientandola
Exasperadamente, y así caminar en un sentido
El de creer… que aun hay un amanecer tras la ventana
Como es que puedes comer aquel fruto
Y desecharlo por hastió
Aun sabiendo que fue arado
Por hombres y niños
Con pies descalzos y pala en mano
Con hambre y miseria humana
En aquellos rincones recónditos
Donde la tierra habla de un paraíso
Aquel que existe en los sueños eternos
De aquellos infantes, chicos grandes
Que solo atinan a refugiarse
En palabras comprometidas y lánguidas
De aquellos gobernantes sofocantes
Que en plan de conquista enamoran
Y aquellos niños que en sus plegarias
Le imploran a un DIOS costeño
El pan una vez por día,
Aunque seco, entrehongueado
Que llenara aquel vació
Hondo, intenso, socavado
Por aquella sociedad cautiva de sus ambiciones
Como Pues correr tras los coches
O tras la ropa neoyorquina
Aun sabiendo que aquel niño
Viste trapos apolillados, ovejeados
Y en su cabellera solo el chullo
Aguardara sus pensamientos
De creer en un mañana…
Y en sus lagrimas, un mar de esperanzas
Que bañaran las tierras pardas
Que sosegaran el fruto podrido, de un mundo
Un hombre, un sueño, una mano
Que sujetara la suya, aprientandola
Exasperadamente, y así caminar en un sentido
El de creer… que aun hay un amanecer tras la ventana
Flor Pachari